"La presente experiencia parte con la premisa aprendida de que el ser humano siente predilección por escuchar historias ya desde el principio mismo de los tiempos. En numerosos estudios sociológicos hemos podido leer una y otra vez pasajes que hacen referencias al brujo, al chamán o, simplemente, al anciano de la tribu contando leyendas o cuentos a los miembros más jóvenes de la comunidad, quienes atienden embelesados alrededor de un fuego. En nuestra literatura occidental tenemos ejemplos desde época medieval, como es el caso de El conde Lucanor, de don Juan Manuel o, llegando a parámetros orientales, los apólogos recogidos en obras como la hindú Pañcha Tantra, de Vishnu Sarma (libro que se conocía en la corte de nuestro rey Alfonso X el Sabio).
(...) el Kamishibai era un entretenimiento popular, orientado sustancialmente hacia los más pequeños. Pero también fue, sobre todo ya entrado el siglo XX, en la década de los treinta, para ser más precisos, una excelente herramienta educativa cuando comienza a gestarse en Japón un movimiento cultural que propondrá al viejo arte del Kamishibai como recurso educativo. Uno de sus principales abanderados y teóricos será el profesor Gonza Takahashi, que en 1938 fundará la denominada Asociación del Kamishibai Educativo de Japón, y que quería diferenciar a este último del entretenimiento callejero que por aquellos años aún se podía contemplar. Otra de las premisas pretendida por esta Asociación fue que el Kamishibai fuese más allá del mero divertimento, que los chicos pudiesen aprender asistiendo a sus representaciones. Así, pronto, muchos profesores japoneses trabajarán con él y lo emplearán para el aprendizaje de los más pequeños en las diferentes asignaturas del sistema educativo nipón del momento. El éxito no se hizo esperar. La carrera del Kamishibai ligada a la educación había comenzado.
Más cercana a nuestros días es la IKAJA, Asociación Internacional de Kamishibai de Japón, que en los últimos tiempos se está preocupando por difundir la cultura de este género tanto dentro como fuera de su país de origen. Uno de sus brazos ejecutores es la revista de la Asociación, que desde sus números ha brindado una gran cantidad de actividades y propuestas adaptadas a diferentes edades.
Asimismo, está bien documentado que en diferentes puntos del planeta y en diferentes idiomas se ha empleado para enseñar a los más pequeños materias comunes, tales como las figuras geométricas, las primeras operaciones aritméticas, los colores o los hábitos de higiene y comportamiento. Hace poco recibí la noticia de que en algunos hospitales infantiles de Perú (donde la población nipona es bastante abultada) también trabajaban con el Kamishibai, organizando sesiones vespertinas que son seguidas con puntualidad por niños y mayores. Ahora sí usaremos sin temor a equivocarnos la palabra «intercultura». Dos culturas trabajan y se comprenden, dos culturas se complementan y dan lugar a un entendimiento."